La formación de la tormenta tropical “Jerry” en el Atlántico central el pasado 7 de octubre de 2025 marca un nuevo capítulo en la temporada de huracanes de este año, que ya suma diez ciclones. De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Conagua, Jerry se ubica a unos 2,120 kilómetros al este-sureste de las Antillas Menores y a 4,640 kilómetros al este de las costas de Quintana Roo, avanzando hacia el oeste-noroeste con vientos sostenidos de 75 km/h.
Este fenómeno podría intensificarse y alcanzar la categoría 1 de huracán antes de llegar al Caribe oriental, según las previsiones actuales. Aunque su distancia de las costas mexicanas parece considerable, el SMN ha advertido sobre lluvias fuertes e intensas en varias regiones, especialmente en el estado de Puebla, donde ya se han registrado afectaciones a la movilidad y se han emitido alertas preventivas.
La vigilancia meteorológica y las recomendaciones de Protección Civil ponen de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades ante la intensificación de los fenómenos climáticos, exacerbada por la crisis climática global. Históricamente, la región del Atlántico ha sido escenario de temporadas de huracanes cada vez más activas, fenómeno que expertos atribuyen al calentamiento de los océanos, consecuencia directa de un modelo económico que prioriza la ganancia sobre el bienestar colectivo.
La respuesta institucional y la participación ciudadana serán claves para mitigar los impactos de Jerry y futuros eventos similares. Frente a la amenaza de los desastres naturales, la sociedad debe exigir políticas públicas que resguarden la vida y el patrimonio de los más vulnerables, así como fortalecer los sistemas de prevención y atención a emergencias, que no siempre reciben recursos suficientes en un contexto donde las prioridades suelen estar dictadas por intereses corporativos y no por la justicia social.
Mientras el trayecto de Jerry se define en los próximos días, la experiencia histórica demuestra la urgencia de avanzar hacia modelos de desarrollo más equitativos y sostenibles, que pongan en el centro los derechos colectivos y la protección del entorno. Mantenerse informados y organizados es, hoy más que nunca, una responsabilidad compartida.

