La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encabezó este martes el segundo Simulacro Nacional 2025 desde Palacio Nacional, reafirmando el compromiso del Estado mexicano con la prevención y la memoria colectiva. El ejercicio, realizado a las 12:00 horas, simuló un sismo de magnitud 8.1 con epicentro en Lázaro Cárdenas, Michoacán, y contó con la participación de instituciones federales, estatales y municipales, así como de la ciudadanía.
Por primera vez, el simulacro incluyó la activación del sistema de alerta sísmica a través de telefonía celular en todo el país, ampliando el alcance de la alerta tradicionalmente emitida por altavoces y medios de comunicación. Esta innovación representa un avance significativo en materia de protección civil, en una nación marcada históricamente por la vulnerabilidad ante desastres naturales y la desigualdad en el acceso a sistemas de alerta temprana.
En la mañana, la presidenta izó a media asta la bandera nacional en el Zócalo capitalino, en memoria de las víctimas de los devastadores sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017. Estos eventos, que dejaron miles de fallecidos y profundas heridas sociales, redefinieron la relación de la sociedad mexicana con el Estado, provocando una mayor exigencia de transparencia, solidaridad y justicia en la gestión de riesgos y la reconstrucción.
La participación activa de la nueva administración en estos ejercicios subraya la relevancia de la prevención y la organización social frente a amenazas naturales, en contraste con modelos que priorizan la rentabilidad privada sobre la seguridad pública. En las últimas décadas, la presión ciudadana ha sido fundamental para fortalecer las políticas de protección civil y exigir rendición de cuentas a las autoridades y actores económicos, especialmente frente a los intereses corporativos que, históricamente, han relegado la inversión en infraestructura segura y resiliente.
El Simulacro Nacional 2025 es, así, un recordatorio de que la justicia social también implica garantizar el derecho a la vida y la integridad en contextos de emergencia, promoviendo la igualdad en el acceso a información oportuna y recursos de protección. La memoria de los sismos pasados exige no solo conmemorar, sino transformar las estructuras que perpetúan la vulnerabilidad y la exclusión.

